Nido-acogimiento es una producción que toma como disparador el genocidio perpetrado en la última dictadura cívico-militar y eclesiástica, en la Argentina en 1976. Nos acerca a la idea de que pese a todo intento de aniquilamiento, siempre habrá un contexto histórico, que recibirá y acogerá los ideales de la generación perseguida y desaparecida. Siempre habrá quienes le den refugio y florecimiento a esta visión amplia de lo humano. Este Nido “humano” (contiene huevos como cráneos) intenta dar testimonio de este proceso de exterminio y encarnación que retoma ideales precedentes. Está realizado como un tejido (devenido de la construcción socio-cultural) con material vegetal, lo que nos coloca como especie animal que somos en la naturaleza, como un elemento más, en plano de igualdad con las demás especies: con un cuerpo físico que nace y que muere. Pero también, con lo que nos define y diferencia: la capacidad de perdurar más allá de la muerte física, de retomar cosmovisiones precedentes y hacerlas florecer. El nido acoge, abriga y propicia este ciclo como en una espiral constante. Esta obra instalativa esta siendo registrada en diversos lugares alusivos a dicho genocidio.









En el marco de Art Basel City Bs As 2018, fui seleccionada a formar parte de la propuesta de Maurico Catelan en la obra Eternity (cementerio de lápidas para honrar a los vivos)
Mi obra, creada en coparticipación con Pablo Paniagua, hace referencia a la puja de poder entre dos personajes del escenario político de la provincia de Jujuy. El acento esta puesto en la figura femenina, emblemática por su trabajo social, por ser mujer, descendiente de pueblos originarios y clase trabajadora; en contraposición a la figura masculina, quien además detenta el poder político, quien ejerce y decide mediante influencias personales, intervenir judicialmente sobre el sujeto femenino.
Esta privación ilegítima de la libertad como símbolo e intento de acallamiento y negación de la persona y de todo el movimiento al cual representa; quedan sin efecto, porque no se puede matar ni borrar lo construido, lo simbólico, ni lo ideológico. En este sentido las palabras de Galeano dan testimonio de este ciclo de vida- muerte y vuelta a nacer, porque “la muerte es mentira”. Idea también representativa de la cosmovisión originaria.
Se titula Gerardo Sala
